La dominancia en las jerarquías nace del psicólogo Noruego, zoólogo T. Schjelderup-Ebbe donde observó que los pollos de corral establecían un orden en cuanto comían; cuando uno comía, el otro esperaba su turno. Esto fue en 1921 y a partir de allí empezaron los estudios y las explicaciones de las estructuras sociales en los animales no humanos.
Los caballos establecen jerarquías de dominación y la determinación para ser un líder son el peso, la estatura y la edad. Esta condición a hecho que los humanos adquiriésemos tales dotes para someter y liderar a estos animales tan magníficos y nobles.
La dominancia es un atributo de patrones repetidos y de interacciones agonistas entre dos individuos: el estatus del ganador se considera que es el dominante y el que pierde el subordinado. Una vez que se establecen las jerarquías, el comportamiento agresivo no puede verse, pero el estatus puede verse reflejado en las evasiones espontáneas de los subordinados.
Definiendo el término de dominancia vemos que los humanos hemos estado luchando constantemente para alcanzar el logro de ser «el líder de la manada» y alcanzar la conformidad del caballo, afirmando que el caballo nos ve de su misma condición, es decir, que nos percibe como un miembro más de su “familia”.
Las bases de las técnicas de la “Doma Natural” están basada en la dominación, la adquisición del liderazgo y el control del animal. Unas de muchas de las prácticas que se utilizan es poner el caballo en un redondo donde no se pueda escapar, alejarlo y hacerle cambiar de dirección constantemente con posiciones corporales que el caballo evade. Cuando el caballo elimina esas evasivas, la persona deja de comportarse de tal manera que el caballo entiende que si va hacia el humano/entrenador, dejaremos de comportarnos de forma molesta para él. Esa respuesta del animal se interpreta que el caballo asume el papel del humano como parte de la manada.
¿Acaso queremos interferir o comunicarnos de manera agonista con ellos?
Los caballos por la condición de ser un animal de presa tienden a someterse más fácilmente pero eso no significa que nuestras interacciones con ellos deban estar basadas en la dominación. Los intentos de dominar al caballo y alcanzar el control a menudo alienta y justifica la aplicación de técnicas duras, molestias leves e intermitentes y métodos de castigo dónde el caballo es constantemente expuesto a una toma de decisiones coaccionadas por el ambiente, el entrenador o el jinete.
Podemos basar nuestras relaciones en la confianza y la cooperación voluntaria
Basar nuestras relaciones en la confianza y la cooperación voluntaria nos ayudará a establecer una comunicación pura y verdadera con ellos. El entrenamiento con refuerzo positivo puede ser una alternativa para lograr el equilibrio de beneficios tanto para los animales y los humanos: nos ayuda a establecer buenas relaciones, ya que ellos deciden participar voluntariamente en nuestras actividades o disciplinas ecuestres.
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